Mi encuentro con Teruzushi después de 5 aos | La Capital
- Han pasado cinco años desde el mítico video con Terosushi en Japón.
- El chef Guatanabe visitó México para un evento especial.
- La comida mexicana se convirtió en parte integral del reencuentro.
- La experiencia incluyó múltiples platillos típicos y técnicas japonesas.
- Habrá un futuro proyecto de Terosushi en México, busca sushi chefs.
Han pasado exactamente cinco años desde aquel mítico video que grabé con Terosushi en Japón y, a pesar de haber tenido la oportunidad de estar dos veces más por allá, nunca quise volver a grabar nada con él. Ni siquiera nos habíamos visto porque, después de lo que yo considero uno de los mejores vídeos de mi canal —mucha gente me lo reafirma en comentarios, me dicen "Oscar, he visto yo ese vídeo 100 veces", es el vídeo más visto de mi canal—.
Lo que buscaba es que ahora nuestro reencuentro fuera en México. En este momento, me encuentro llegando a la Terminal 2 del aeropuerto Ciudad de México. Estamos ya muy emocionados por recibirlo directamente desde Kitakyushu, Japón. Por fin, el chef Guatanabe, mejor conocido como Teros Sushi en México.
Ojo, el principal motivo de su visita se debe al evento organizado por el equipo del restaurante Deigo Sushi, donde el chef Guatanabe va a estar preparando siete comidas durante tres días. Así que lo primero que hicimos al llegar fue llevarlo a conocer esta barra de sushi que se encuentra aquí en la colonia Roma. No te preocupes, ya habrá tiempo más adelante de estar aquí, te digo que va a ser el evento.
Fue una pasadita nada más, un "pisa y corre", porque se sabe que una de las leyes no escritas en el país es que lo primero que se tiene que hacer al llegar a México es comer tacos. ¿Y qué mejor que traerlo al remolquito, la taquería que acabamos de abrir en la colonia del Valle? De la cual, por cierto, todavía no he publicado el video, pero obviamente se vendrá uno próximamente. Aquí, Teros Sushi y su equipo probaron por primera vez totopos, guacamole, chicharrón de queso, su primera michelada con clamato, algo bien mexicano que, por cierto, le gustó mucho.
Ilógico, su primer taco de maíz, obviamente nuestro trompo de sirlón prime, las salsas picantes, cebolla, limón, y hasta de una mordida se los estaba echando. Para cerrar, no podemos terminar el primer día de Terosushi en México sin antes echarnos unos buenos tequilitas para celebrar su llegada. Aquí nos estaba mostrando también algunas de las cositas que trajo de Japón, sus cuchillos para el omakase y unas playeras que voy a estar vendiendo en el evento. ¡Y mira! Muy amable, me regaló esta que, obviamente, ya considero de colección.
A la mañana siguiente, Terosushi quiso pasar por un cafecito antes del desayuno y dijimos, pues mira, de una vez que sea café con churros, que es algo que también muchos mexicanos disfrutamos. A mí, por ejemplo, me encantan los churros. Él se pidió su cafecito de hoy; le estábamos diciendo "hombre, obviamente la idea es aquí "chopear" el churro y para adentro". Después de este pequeño aperitivo, ahora sí, nos lanzamos a Xochimilco, que es donde vamos a desayunar auténtica comida mexicana en Arca Tierra.
Aquí lo que queríamos es que conociera lo que son las chinampas, el trabajo de los agricultores, la calidad de los productos que cosechan. Todo lo cocinan aquí estilo ranchero, fuego de leña, salsas de molcajete y, obviamente, el verdadero maíz nativo mexicano. Nos echamos unas quesadillas de pollo, unos guaraches con frijol y longaniza, sopes de los vegetales que siembran aquí mismo, tlacoyos de papa con aguacate. Todo bien rico, bien auténtico. Te digo, este es el primer encuentro real que tiene Terosushi con estos sabores mexicanos. Por lo que nos dijo, todo le gustó mucho, incluido también este tequilita reposado.
Que sí, ya sé, hombre, es la hora del desayuno, pero estamos en México, estamos celebrando y a todos nos cayó de lujo. Algo que también le emocionaba mucho conocer era el mariachi. Y aquí, de regreso en las trajineras, casualmente nos encontramos con uno. Se puso a bailar, a hacer en vivo en su Instagram. Te digo, estamos muy contentos y él está muy contento de conocer esta parte de la cultura mexicana.
Así como a nosotros nos puede pasar que, cuando viajamos a otro país, extrañamos nuestra comida, pues Terosushi no tiene ni dos días y ya le pasó. Un poquito más tarde dijo: "Oye, la verdad es que a mí ya se me antoja comerme un ramen". Nos vinimos a Deigo Ramen, que tiene sucursal justo al ladito del sushi, donde va a ser el evento. Él se pidió el clásico ramen, que lleva esta carne de cerdo bien selladita al carbón, su caldo riquísimo con base de miso, todo lo que ya conoces: el huevo, el naruto, los fideos.
Yo me pedí también lo mismo; siempre lo he dicho, Deigo Ramen es delicioso, no solamente porque sean mis amigos, sino porque en verdad lo disfruto mucho. Y aquí, Terosushi te lo pudo confirmar. La verdad que es un arte ver comer a los japoneses el ramen. Yo creo que esta técnica la adquieren desde niños. Yo, la verdad, no la tengo, pero nada más de verlo sorber los fideos, te da una envidia que dices "yo quiero comer igual que él", pero bueno, al menos siempre podemos seguir practicando.
De aquí, nos cruzamos, como te digo, a unos pasos a Deigo Sushi, porque ya hoy más tarde es el primero de sus siete eventos. Te digo, se trajo un montón de cosas de sus restaurantes, sus palillos, concentrados, rallar de wasabi, todo, para que la experiencia sea igual que la que vives en Japón. Takayuki Kimura, quien viajó con Terosushi, es su chef de cocina en Japón, su mano derecha y quien ha estado trabajando prácticamente desde su llegada a México organizando todo para el omakase.
Repito, hay muchas cosas que se trajeron desde allá; todo lo que los asistentes vamos a comer en cuanto a pescados, mariscos, el arroz, vienen directamente desde Japón. Lo único que sí es mexicano, y a mucha honra, porque además tiene la calidad necesaria para exportarse a cualquier parte del mundo, es el atún aleta azul. Ernes Gamiz, que es el jefe de la barra en Friendeigo, y el chef Kimura lo estuvieron trabajando hace rato.
Se prepararon también las salsas, algunos otros concentrados, bases, todo para que Terosushi estuviera listo unas horas antes de arrancar el evento. Lo primero que nos encontramos en nuestro asiento fue un cóctel de bienvenida, que estaba muy rico, hecho con whisky, cacao, matcha, y un licor de avellana. Aunque el recibimiento oficial de Terosushi, además de dedicar unas palabras a los asistentes, que básicamente estaba muy emocionado por presentar su cocina por primera vez en México, fue té verde, muy típico de su natal prefectura de Fukuok, al sur de Japón.
Arrancamos, pues, con el primer tiempo, que es un tartar de atún con erizo de mar, que si viste aquel video de hace cinco años en su restaurante, ya sabrás que es uno de sus ingredientes favoritos. Lleva también una cucharadita de caviar, un toquecito de oro para que todo se vea más espectacular y envuelto en alga nori. Ya te adelanto que todo lo que vas a ver se preparó aquí delante de los asistentes. Esa es parte de la experiencia de una buena barra de sushi, que todos podamos ver, observar los ingredientes, el montaje, la preparación, y le dio el tiempo y la importancia a cada uno de los comensales.
Y bueno, ¿qué te puedo decir? Lo rico que es este atún, lo cremoso del lobro, y el sabor del caviar. Son ingredientes totalmente crudos, pero que juntos provocan una bomba de sabor. Como segundo plato, según entradita, se trata de estos ostiones con una gelatina de dashi y whisky japonés, coronado también con erizo de mar. Aquí la textura, pues, es como te la estás imaginando: gelatinosa, igual cremosa por el erizo, muy suave, pero intenso de sabor.
Llegó el momento del wagyū, tremendo marmoleo, como no podía ser de otra forma. Esta carne también es la misma que nosotros enviamos a todo México, pura calidad a cinco y que, por cierto, es de los pocos platos calientes de omakase. Es un sukiyaki wagyu, donde la carne se sumerge en el caldo, en esta salsita que ya trae un montón de sabor, apenas unos segundos que se cocine un poquito y todo esto lo baña con trufa negra y corona con más erizo de mar.
Por último, el chef Kimura termina con una cucharadita de esta que es como una tipo espuma de huevo crudo, como se acostumbra en Japón, y cuando te la está sirviendo te dice que, como en casi todos sus platos, es de una sola mordida. La idea es que sientas todo ese sabor, todas las texturas al mismo tiempo. Y no exagero cuando te digo que esto estaba espectacular. Es que la salsa, la olla donde se coció la carne, tiene mucho, muchísimo sabor, ligeramente dulce.
Y hasta ahorita, sin lugar a dudas, este ha sido mi favorito de la noche. Apenas llevamos tres. Ahora sí llegó el momento, uno de los protagonistas de la noche, el arroz japonés para sushi, que prepara, ya te lo decía, aquí delante de todos los comensales, una mezcla especial de vinagre, sake, azúcar. Personalmente, y te lo digo porque ya lo he probado antes en su restaurante en Japón, el arroz de Terosushi es más que espectacular, es un sabor que yo no he probado en ningún otro lugar.
Otro de los emblemas de Teroshi, ya lo sabes, su mega espada sable japonés, con el que lo vamos a ver en la mayoría de sus fotos y que, obviamente, no es de adorno. Viene llegando ya el atún aleta azul, igualmente digno de presumir a cada uno de los asientos. Nos explica aquí las tres partes que va a utilizar para sus nigiris: el otoro, el chutoro, el akami, y naturalmente, lo va cortando, va sacando cada una de las piezas frente a todos con una técnica que, hombre, ya no lo imaginamos, de auténtico experto.
Cada una de estas piezas que el chef nos fue entregando directamente en la mano, que fue de menor a mayor grasa, como ya lo viste, se disfrutaron bastante. El akami, un sabor dulce y delicado. El pargo blanco también es un sabor muy suave. El salmón, ahora aquí ya lo he probado, pero me gustó muchísimo esa nota de limón japonés que le agregó. Y mira, para que no digas que todo estoy diciendo "qué rico" solamente porque sí, que menos me gustó, para serte honesto, fue este de camarón, a pesar de traer un poquito de caviar, pero ya cuando pasamos al chutoro y al otoro, aquí sí unos nigiris, pero de verdad dignos de ponerlos en una vitrina. ¡Qué cosa tan buena!
Impresionante lo de Terosushi, de verdad yo me siento muy agradecido de poder estar aquí comiendo como rey. Mientras Terosushi estaba preparando el último nigiri, que va a ser de calamar, el chef Kimura nos servía esta especie como de **flan natilla de kanigani, que es este cangrejo que es muy codiciado en Japón. La carne de este cangrejo es muy rica, es un plato salado, caliente y simplemente lo podría definir como muy japonés. El calamar, obviamente, también es totalmente crudo; solamente le dio una rayadita por toda la carne e igual, te decía, es el último nigiri, su toquecito de salsa de soja arriba, más erizo de mar. A pesar de que yo no soy muy fan del calamar crudo, si me supo muy rico, sobre todo con el erizo.
Siendo su primer evento en México, claro que quiso hacer su representación de un taco japonés. Ya te decía que es clásico ver a Terosushi en fotos con su cuchillo, pero lo que también es clásico es verlo sosteniendo un pargo gigante. Este pescado blanco lo usa muchísimo en su restaurante. En este caso, le dio una ligera sellada a la parrilla, agarró una hojita de alga nori, un poquito de arroz, el pargo sellado, toquecito de soja y unas gotitas de este limón japonés. ¡Qué cosa tan buena! El pescado, súper jugoso, lo crujiente del alga y el toquecito ácido también; este me gustó muchísimo.
Cabe destacar también que el sake era ilimitado, yo sí le entré con ganas, no te voy a mentir; me gusta mucho. Y para este punto te puedo decir que sí, impresionantes los nigiris, muy rico el tartar, este último taco delicioso. Pero para mí, el plato que más me gustó de todos fue este que está preparando. Agarró atún chutoro semigraso, un poquito magro en el akami y lo picó bien bien finito con la espada. Esto lo fue mezclando igual bien picadito con este encurtido que es nabo japonés y se prepara un rollo como el que estás viendo, pero no creas que rollo tipo sushi.
El maki, de hecho, ya andaba bromeando con que era un tipo burrito japonés. Se ve sencillo, se agarra y se come como te lo imaginas, pero el sabor que tenía esto, yo fácilmente me podría aventar todos los que sirvió a la barra; te digo, este fue mi favorito de toda la noche. Me gustó mucho también la técnica de cómo lo estaba enrollando, ese toquecito final por encima para que se apriete y el relleno, ¡gran burrito japonés!
Otro infaltable de la cocina japonesa es la anguila, el unagi, que se prepara con una especie de glaseado, una salsita dulce. Igual, este lo sirvió en forma como de taco con el arroz del sushi, mucho más sencillo que el anterior. Te digo, gran parte del sabor se encuentra en ese glaseado y la carne de la anguila está súper suavecito. Ya antes de finalizar, una sopa miso, que por cierto se preparó con las cabezas de los camarones que se utilizaron para los nigiris. Igualmente, una sopa miso muy clásica como para limpiar el paladar, pero con ese saborcito extra del camarón japonés.
Y el postre fue este helado de azuki con matcha, que el azuki es este frijol dulce que les gusta mucho a los japoneses. Que, por cierto, a mí no me encanta; yo lo he probado allá, pero de este lado no sé exactamente cómo lo prepararon, pero me gustó mucho. No es que espere menos del chef Guatanabe, pero por lo que estuve platicando y viendo con los asistentes, todo el mundo salió muy contento. Tanto la comida como la experiencia que te da Terosushi es muy agradable. Se le notaba muy contento, muy atento con todos.
Yo honestamente pensé que iba a estar un poquito más serio. Estuvo firmando, autografiando todo lo que le pasaban, obviamente se tomó fotos con todo el mundo y vaya, en general se le pudo ver que lo disfrutó muchísimo. Gran, gran cena, gran evento de Terosushi. Mi opinión: valió totalmente la pena y estoy seguro que para los demás lo mismo, porque insisto, yo estuve presente en varios horarios. Solamente comí el primero en el que acabas de ver, pero pude notar que todo el mundo se la estaba pasando de maravilla.
Ya al día siguiente del evento, fíjate que a Terosushi le daba mucho gusto cuando la gente lo reconocía en la calle, que le pedían fotos. Y otra cosa que no podíamos dejar de probar en México, sobre todo en estas fechas del mes patrio, pues, obviamente, el tradicional pozole, tremendo platón que le pedimos como se debe, con cabeza de cerdo. Le dijimos aquí cómo prepararle un poquito de limón, chile en polvo y por la reacción, al parecer le sorprendió mucho el sabor en general; nos dijo que le gustó bastante el pozole.
Yo quería que probara también las quesadillas fritas de chicharrón. A diferencia de lo que ya probó antes, una tortilla de maíz en el comal, estas en Ciudad de México son fritas, rellenas de chicharrón y queso con su salsa picante. Una garnacha que ya sabes que a mí me encanta. Dijo que le gustó; la verdad es que no sé si haya sido su favorita, pero yo sobre todo lo que quería que probar era el chicharrón prensado, que, aunque no es el norteño con el que yo crecí, como quiera sigue estando bastante rico, comiera o no comiera.
De los lugares donde Terosushi no podía dejar de visitar era al menos un mercado. Nos dimos la vuelta aquí en el centro de la ciudad para que viera un poquito, pues, de todo lo que se puede comprar por acá, todas las frutas, las verduras, un montón de colores, el contacto cercano que siempre hay en los mercados del cliente con los propietarios. Por supuesto, también un montón de carne de pollo en este Mercado San Juan. Algo que también me gusta es que hay mucho pescado y marisco, que evidentemente es la especialidad del chef Guatanabe.
Y a pesar de todo el producto fresco y único que tienen ahí en Japón, eso no quita que estuviera también maravillado con todo lo que se encuentra aquí en México. Mira, para la gente que no sepa dónde comprar el lechón, aquí hay de sobra. Nos topamos también con chapulín, algo muy del sur de México. A mí me gustan mucho, la verdad. Para Terosushi es algo totalmente desconocido. No sé si se le antojaron, pero sí dijo que quería probar y nos decía que le gustó, que le recordaba un poco el sabor al camarón seco.
Una cortita pero buena visita a lo que es un mercado tradicional. Y hablando de lo tradicional, no podía faltar la visita al zócalo, la plaza central de la Ciudad de México, donde está la catedral, el Templo Mayor, siempre un montón de gente. Le llamó mucho la atención, los organilleros. Yo creo que este es el momento más mexicano de Terosushi, cuando se puso a tocarlo. La verdad, que bien amable la señora que se lo prestó. Le estaba enseñando su arte, cómo se debe tocar, y, obviamente, le enseñó a pedir la cooperación. Dijo que lo tocó de maravilla, el Cielito Lindo.
En esta zona del centro también es muy común ver estas danzas tradicionales, danzas prehispánicas. No tengo idea de cómo se debe de ver esto a través de los ojos de un japonés, pero definitivamente es algo bien mexicano y hasta se animó a que le hicieran su limpia, una probadita de lo pintoresco que es el centro de la Ciudad de México.
Aparte de todo lo que ya viste, de lo bien que se la pasó Terosushi en México, del evento, y de lo rico que comió, hay una noticia que quiero compartirte que me tiene muy emocionado. Ojo, esto que te voy a decir fácilmente ya lo tenemos platicando más de dos años con Terosushi, con su equipo y todo parece indicar que habrá Terosushi en México.
No te puedo dar más detalles todavía, pero lo que sí te puedo decir es que estamos buscando a los mejores susheros de todo el país para trabajar de la mano de este gran chef. Así que si tú dices: "Oye, yo soy un gran sushero, tengo experiencia, conozco la cocina japonesa, me encantaría trabajar en México", mándanos tus datos. No nos los dejes en comentarios, aquí te estoy poniendo toda la información bien clara para que mandes tu currículum y, ojalá, que en un par de meses estés viajando a Japón para ser entrenado por Terosushi, por el chef Watanabe y formar parte de Terosushi México.
Si me preguntas a mí, yo definiría la visita de Terosushi como todo un éxito. Él, su familia, sus acompañantes se fueron muy contentos y, sobre todo, bien agradecidos con el equipo que lo estuvieron paseando, mostrando, aunque sea un pedacito de la Ciudad de México. Antes de irse al aeropuerto, tuvimos una comida con el chef Rodl Bautista, quien es parte del grupo restaurantero que organizó el evento. Aquí la verdad es que no grabé tanto, pero a él le generaba mucha ilusión poderle mostrar su cocina fusión peruana que tiene en La Bolichera 21.
Ya he grabado aquí antes; siempre que estoy en México, vengo. La verdad es que el chef Rodl me parece un genio absoluto, su comida me gusta mucho y estuvimos nada más platicando, recapitulando, disfrutando de los últimos momentos en compañía de una gran comida.
Espero que hayas disfrutado el vídeo tanto como yo. Muchas gracias, como siempre, por verlo; gracias a todos los que formaron parte de esta experiencia. Ojalá pronto te pueda compartir más noticias, detalles sobre el proyecto que tenemos de Terosushi en México. Ya sabes que cualquier cosa que quieras agregar, abajo los comentarios están abiertos y nos vemos, pues, en el siguiente.