ENERGA OSCURA: Todas las Cosas que Podría Ser

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  • No sabemos qué es el 70 % del universo: la energía oscura.
  • Afecta a la expansión del cosmos.
  • Observaciones de supernovas revelaron que la expansión se acelera.
  • Hay múltiples teorías acerca de su naturaleza.
  • El destino del universo podría depender de la energía oscura.

No tenemos ni idea de qué es el 70 % de lo que llena el universo. Hablo de la energía oscura. No es algo que sintamos en nuestro día a día, pero sí que tiene un efecto sobre el cosmos. Hace que se expanda cada vez más rápido. Y cuanto más se expande, más de esa sustancia parece haber.

¿Por qué demonios pensamos que puede existir una cosa tan extraña? ¿De qué podría estar hecha? Hoy, igual que hicimos hace un tiempo con la materia oscura, vamos a poner sobre el tapete todas las cosas que podría ser, o al menos algunas de las opciones más populares. Así que agarrad la lupa, porque hay un crimen que investigar y muchas sospechosos.

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Y dicho todo esto, arrojemos luz a la energía oscura.

¿Cómo sabemos que la energía oscura existe? Vamos al origen, Delma. Nuestro universo se expande. Las distancias entre las galaxias se hacen cada vez más grandes. El propio lienzo sobre el que están pintadas, el espacio se va estirando más y más.

Ahora, si en el cosmos solo hubiera materia, como pensaba casi todo el mundo, su atracción gravitatoria haría que la expansión se fuera frenando. Y a finales del siglo pasado, los científicos se propusieron medir esa desaceleración. Para ello se pusieron a observar supernovas. Potentísimos petardazos que ponen fin a la vida de algunas estrellas. Hay un tipo concreto que son muy útiles.

Siempre son muy parecidas, así que podemos usarlas como balizas para medir el cosmos, como os contábamos en este otro vídeo. Y es que son tan brillantes que podemos verlas aunque estén muy lejos. Pero en el universo, observar objetos lejanos equivale a mirar atrás en el tiempo. Los estamos viendo no como son ahora, sino cómo eran en el momento en que emitieron la luz, quizá hace miles de millones de años.

Así que estudiando supernovas suficientemente distantes es posible reconstruir el pasado del universo y saber cómo de rápido se expandía en ese momento. Medir la deceleración. Para eso necesitamos conocer dos datos de cada supernova. Por un lado, su distancia, que podemos calcular a partir de su brillo aparente, el que observamos desde la Tierra. Cuanto más lejos esté la supernova, más tenue parecerá. Y por otro, su desplazamiento al rojo.

Y es que la expansión del espacio estira la luz de las supernovas mientras viaja hacia nosotros, haciendo que la veamos más roja. Si el universo ha triplicado su tamaño desde que la supernova emitió la luz, su longitud de onda también habrá aumentado tres veces. Así que en 1999, dos equipos independientes se pusieron a medir el desplazamiento al rojo y el brillo de un gran número de supernovas lejanas. Y saltó el bombazo. Las supernovas eran más tenues de lo esperado.

¿Qué significaba eso? Pon que observamos una supernova con un cierto desplazamiento al rojo. Si es más tenue de lo que esperábamos a partir del ritmo de expansión actual, eso quiere decir que la luz ha tenido que recorrer más distancia de la que pensábamos para llegar hasta nosotros, así que también le habrá llevado más tiempo. Es decir, que el universo ha tardado más de lo esperado en pasar del tamaño que tenía cuando emitió la luz al tamaño actual.

Pero eso implica que en el pasado estaba creciendo más despacio que ahora. Es decir, que la expansión se está acelerando. Revolución y premio Nobel al canto. Desde entonces, otras observaciones han respaldado la expansión acelerada del universo, especialmente las oscilaciones acústicas de bariones, el sonido del cosmos ancestral, de las que ya os hablamos en otro vídeo.

También podemos estudiar cómo se distribuye la materia a lo largo del universo, es decir, las distintas etapas de su historia. Una expansión acelerada habría alterado la formación de estructuras como los cúmulos de galaxias y el fondo cósmico de microondas, la luz más antigua del cosmos también aporta pruebas circunstanciales. Nos indica que un 70 % del universo no es materia, ni normal ni oscura. Todas estas observaciones respaldan la idea de que la expansión del universo está acelerando.

¿Vale, pero por qué lo hace? Necesitamos un motor que produzca esa aceleración. A ese enigmático agente vamos a llamarlo energía oscura. Es oscuro porque no tenemos ni idea de qué es.

¿Qué podría ser? Aquí es donde comienza nuestra investigación. Que pasen los sospechosos. Hay uno que tiene bastantes papeletas de ser el culpable. Es la posibilidad más sencilla y además se ajusta muy bien a todas las observaciones. La constante cosmológica.

Te explico. Mira. Esta es la principal fórmula de la relatividad general, las ecuaciones de Einstein. A un lado, la geometría del universo, su forma. Al otro, la materia y la energía que contiene. El igual nos indica que ambas cosas interactúan. La materia le dice al espacio tiempo cómo curvarse y el espacio tiempo le dice a la materia cómo moverse.

Esas ecuaciones describen la evolución de cualquier sistema gravitatorio en particular. Podemos aplicarlas al universo en su conjunto, y al hacerlo, vemos que el universo se expande. Las sustancias que contienen afectan al espacio, que responde creciendo.

A Einstein este resultado no le acababa de gustar, ya que por entonces casi todo el mundo pensaba que el universo debía ser estático, mantenerse inmutable en el tiempo. Pero las ecuaciones decían otra cosa. Para arreglarlo, Einstein decidió modificarlas introduciendo en ellas un término constante lambda, la constante cosmológica. Este término le permitió hallar una solución estática, aunque la alegría le iba a durar muy poco.

Poco después, las observaciones de Edwin Hubble demostraron que, efectivamente, el universo se estaba expandiendo, y para eso no hacía falta ninguna constante cosmológica. Einstein acabó renegando de ella, y parece que la consideró la mayor metedura de pata de su vida. Ahora bien, agarraos. Resulta que la manera más fácil de conseguir un universo con expansión acelerada es precisamente añadir una constante cosmológica.

Y además hay buenas razones para hacerlo. De acuerdo con la relatividad general. La forma más general posible de las ecuaciones de Einstein incluye una constante cosmológica. En realidad, nunca hubo ningún motivo para suponer que era cero, más allá de cierta economía lógica a la que se refería el propio Einstein.

¿Ahora, este término, más allá de resolver un problema o de encajar con las matemáticas de la relatividad, qué representa? ¿A qué hace referencia en el mundo real? Aquí entramos en un terreno interpretativo. ¿De dónde viene la constante cosmológica? ¿Del lado derecho de las sustancias del universo o del lado izquierdo del espacio deformado? La ecuación funciona sin importar dónde esté, pero la interpretación física es diferente.

Si pertenece al lado izquierdo, entonces la energía oscura sería realmente el propio espacio. Expandirse de forma acelerada sería una propiedad natural de su estructura, una cualidad suya. Ahora, si la constante pertenece al lado derecho, entonces la energía oscura sería una sustancia nueva que cambia el comportamiento del espacio. Y si fuera así, tendría un comportamiento muy raro.

Mira, si tú llenas una caja de materia y haces la caja el doble de grande, la materia se reparte por la nueva caja, se diluye, y su densidad baja. Ahora, si llenas una caja con esta sustancia y haces la caja el doble de grande, aparece el doble de sustancia. En otras palabras, no puedes diluirla. Este tipo de energía oscura parece estar ligada de algún modo al espacio. El espacio crece con ella también.

¿Existe algo en el universo que se comporte de esta forma? Aquí viene algo muy bonito. Otro campo de la física, la física de partículas, te dice que sí. En el Modelo Estándar, las partículas son excitaciones de unas entidades denominadas campos que se extienden a lo largo de todo el espacio como si fueran un mar. Así, por ejemplo, el electrón sería una ola en el campo del electrón.

Pero los campos están presentes incluso cuando no hay ninguna partícula, y sus fluctuaciones confieren al vacío cierta energía. Haces la caja el doble de grande y no hay otra, está el doble de vacía. Es la energía de vacío de los campos, que no puedes eliminar nunca, la que actúa como la energía oscura. Porque sí, si introducimos esa energía de vacío en las ecuaciones de Einstein, se comporta justamente como una constante cosmológica. Así que tanto la relatividad general como la física de partículas sugieren que debería existir una constante cosmológica, posibilidad que, además, está de acuerdo con absolutamente todas las observaciones que hemos realizado.

Vale, pues venga, caso cerrado. La energía oscura es la energía de vacío, y Einstein tenía razón hasta cuando metía la pata. Si quieres más ciencia, solo tienes que no tan rápido, no tan rápido. Hay algunas cosas que no encajan con este sospechoso.

El problema con la energía de vacío es que si calculamos a partir de la teoría las contribuciones de los distintos campos cuánticos, vemos que cada una de ellas es muchísimo mayor que el valor medido en las observaciones de supernovas. La diferencia es de al menos unos 60 ceros, una de las discrepancias entre teoría y experimento más grandes de la historia. Este es el problema de la constante cosmológica, uno de los principales de la física, sobre el cual tenemos un vídeo aparte.

Por otro lado, el hecho de que las densidades actuales de energía oscura y de materia sean bastante parecidas —la primera es aproximadamente el doble en vez de ser 100000 o 10 trillones de veces mayor o menor— también parece una casualidad. Y es que, como ya hemos visto, la energía de vacío no se diluye con la expansión, y la materia sí lo hace. Eso quiere decir que en el pasado remoto la densidad de materia fue muchísimo mayor que la de energía de vacío, y en el futuro pasará lo contrario: la materia se diluirá tanto que su densidad será insignificante en comparación con la constante cosmológica. Ambas densidades son solo parecidas en la época actual.

¿Casualidad? El caso es que a los físicos no les gustan nada las casualidades, así que se refieren a esto como el problema de la coincidencia. ¿Hay alguna manera de esquivar estos dos problemas? Una idea con cierto tirón es el principio antrópico, que básicamente dice que las cosas son como son porque si fueran de otra manera no estaríamos vivos para preguntarnos por ellas.

Por ejemplo, en el caso de la energía de vacío, Steven Weinberg usó argumentos de este tipo para mostrar—ojo, años antes de que se descubriera la expansión acelerada—que su densidad actual podría ser como máximo 10 o 100 veces mayor que la de materia. De lo contrario, la expansión habría sido demasiado rápida y las galaxias no habrían podido formarse. El principio antrópico está conectado con la idea del multiverso, de la que también hablamos en otro vídeo, según la cual hay muchos otros universos como el nuestro, y en cada uno de ellos las constantes de la naturaleza podrían tomar valores distintos. De este modo, solo unos pocos de ellos serían aptos para científicos que se rayan por la existencia de la energía oscura.

También hay quien ha intentado explicar el pequeño valor de la constante cosmológica a partir de teorías cuánticas de la gravedad, como la teoría de cuerdas, la supergravedad o la de conjuntos causales. Por ejemplo, podría estar conectado con la idea de que el espacio tiempo, si lo miramos muy de cerca, en realidad estaría compuesto por muchos cachitos pequeños, o ser una especie de espuma. Ideas para todos los gustos.

Sin embargo, mucha gente ha optado por atacar el problema de un modo distinto. En vez de lidiar con una constante cosmológica inesperadamente pequeña, suponen que algún mecanismo desconocido hace que sea cero, e introducen otra sustancia para explicar la aceleración. El enigma de la energía oscura continúa. Claro, no tenemos ni idea de qué podría ser esa nueva sustancia, así que hay una infinidad de propuestas.

Pero una característica que comparten todas ellas es que la densidad de energía oscura es dinámica. Ya no es constante, sino que varía a lo largo de la historia del universo, lo que serviría tanto para mitigar el problema de la constante cosmológica como el de la coincidencia. Además, las observaciones más recientes, aunque siguen siendo compatibles con una constante cosmológica, muestran algunos indicios de que la energía oscura podría estar diluyéndose poco a poco con el tiempo. Eso da esperanzas renovadas a todos estos modelos, así que vamos a echarles un vistazo.

La manera más habitual de conseguir una energía oscura dinámica es introducir un campo de quintaesencia similar al que se piensa que produjo la inflación, el proceso que probablemente dio origen al Big Bang. Ese campo parte con una energía que progresivamente va liberando, al igual que una pelota reduce su energía potencial al bajar por una ladera.

Existen muchos modelos distintos de quintesencia, cada uno caracterizados por una forma distinta de reducir esa energía. Es decir, que no solo no sabemos si la energía oscura es una quinta esencia, es que además no sabemos cómo es la ladera por la que cae. En algunos casos, la quintaesencia acabaría produciendo la aceleración que observamos hoy en día para una gran variedad de condiciones iniciales. Así, no sería necesario elegir cuidadosamente los parámetros del modelo, lo que aliviaría el problema de la coincidencia.

Un punto positivo de estos modelos es que estos campos escalares aparecen de forma natural en casi todas las teorías que buscan dar el siguiente paso más allá del modelo estándar de la física de partículas, y algunas incluso predicen qué forma tiene la ladera. En los campos de quintaesencia, la energía oscura va disminuyendo con el tiempo. Sin embargo, esta no es la única posibilidad.

Otra variante son los llamados campos fantasma, en los que pasaría justo lo contrario. La energía oscura y, por tanto, la aceleración, aumentarían cada vez más. Todo esto a costa de crear partículas con energía cinética negativa, algo que a mucha gente no le gusta un pelo.

Otra propuesta son los campos de Kesencia, donde la k se refiere de nuevo a la energía cinética. Son campos escalares con una estética un poco distinta. No producen la aceleración debido a una ladera con una forma determinada, sino a una energía cinética atípica con una fórmula matemática distinta de habitual. E incluso hay quien recurre a campos taquiónicos asociados a partículas con masa imaginaria, campos que realmente son inestables, como vimos en este otro vídeo.

Todo muy raro. Sin embargo, los campos escalares, o más bien las partículas asociadas a ellos, también vienen con sus propios problemas, e incluso en algunos casos empeoran los que hay. Para que el comportamiento actual del campo se parezca al de una constante cosmológica, como dictan las observaciones, la masa de sus partículas debe ser extremadamente pequeña pero precisa, lo cual no es fácil de explicar.

Además, en principio, el campo debería interaccionar con la materia, intercambiando energía con ella. Y eso plantea un problema. Las partículas con masas pequeñas dan lugar a interacciones de largo alcance que actúan a grandes distancias. Por ejemplo, la electromagnética viene mediada por una partícula de masa, el fotón, y ya hemos dicho que la masa del campo escalar tiene que ser muy pequeñita para reproducir las observaciones, así que su campo de quintaesencia daría lugar a un nuevo tipo de interacción, una quinta fuerza que produciría efectos observables a grandes distancias.

El problema con esto es que tanto a nivel de laboratorio como del sistema solar, sabemos muy bien cómo gravita la materia. Si hubiera alguna interacción rara, los planetas no seguirían las órbitas que siguen, por lo que no hay demasiado margen para una nueva fuerza de este tipo. Tendríamos que ajustarla para que fuera extremadamente débil, tanto como para no haberla visto hasta ahora. Así que la mayoría de modelos suponen que, por alguna razón desconocida, los campos van bastante a su bola y no interactúan con nada salvo alterando el espacio tiempo, o que lo hacen solo con la materia oscura, algo que no interferiría con las observaciones del sistema Solar.

Una interacción oscura, pero hay una posible escapatoria: el mecanismo del camaleón. La masa de las partículas del campo escalar, y por tanto, el alcance de su interacción con la materia, variaría dependiendo de dónde nos encontremos. Cambiarían de masa para adaptarse a su entorno, igual que lo hacen los camaleones con el color.

En sitios como la Tierra, donde la densidad de materia es muy grande, la masa del camaleón también lo sería, y su interacción con la materia tendría un alcance muy cortito, de apenas 1 mm, por lo que podría pasar desapercibida. Mientras que en el espacio, donde la densidad de materia es baja, el alcance de la interacción podría ser mucho mayor y dar lugar a efectos observables. Esto puede parecer un poco forzado, pero es un mecanismo que surge de manera más o menos natural en ciertos supuestos.

Y hay otros esquemas. Por ejemplo, cuando tenemos un campo de kesencia que interactúa con la materia, también existe un mecanismo para evitar problemas llamado camuflaje. Sí, los físicos son unos cachondos.

Todavía podemos rizar más el rizo. ¿En vez de suponer una interacción entre energía y materia oscura, por qué no suponer que se trata de un mismo fluido oscuro? En este tipo de modelos, como el del gas de Chaplyjin, el fluido comienza comportándose como materia oscura, permitiendo que se formen las grandes estructuras del cosmos, y en un momento dado pasa a actuar como energía oscura, dando lugar a la expansión acelerada.

Las versiones más simples de estos modelos están casi descartadas, pero hay otros más complicados que aún podrían funcionar. Y las opciones no se acaban aquí. En vez de recurrir a un campo escalar, hay quien piensa que la aceleración podría estar producida por un nuevo campo vectorial, parecido al campo electromagnético, cuyas partículas mediadoras, sus fotones, podrían tener o no tener masa, o incluso varios de estos campos.

Y a ver, todas estas propuestas se basan en introducir una nueva sustancia en el lado derecho de las ecuaciones de Einstein. Pero esta no es la única manera. Otra posibilidad es modificar el lado izquierdo de las ecuaciones, es decir, la gravedad misma. Esto hay que hacerlo con cuidado, porque a distancias relativamente cortas, como las del sistema solar, hemos tomado muchas medidas y sabemos que la gravedad se comporta justo como predice la relatividad general.

Incluso hay ciertas restricciones a distancias mayores, algunas de ellas fuertes. Por ejemplo, las basadas en sistemas con dos estrellas de neutrones muy magnetizadas y que rotan muy rápido. Pero puede que a escalas aún más grandes no la entendamos bien y presente un comportamiento inesperado.

Por ejemplo, es posible suponer que la constante de gravitación universal, g, esa que aparece en la fórmula de la fuerza de la gravedad, no es una verdadera constante, sino que puede variar en el espacio o con el tiempo. Una idea de la que ya hablamos en otro vídeo. Otra clase de teorías son las llamadas FDR.

Mira el lado izquierdo de las ecuaciones de Einstein, el que representa la geometría del espacio tiempo. Depende de una cantidad que se llama la curvatura escalar y se representa con la letra r. La idea de estas teorías es complicarlo, reemplazar la curvatura escalar por otra función de ella, como r + r^2 o una cosa más rocambolesca, o incluso, en otro tipo de teorías, por una función de otra cantidad distinta de r.

Como podemos usar cualquier función, podemos intentar prescindir de la materia oscura, la energía oscura o incluso de ambas, siempre con cuidado de toquetear el comportamiento de la gravedad a nivel del sistema solar, que ya funciona muy bien. Aunque en la práctica es difícil conseguir que estos modelos expliquen todas las observaciones sin recurrir a alguna sustancia oscura.

De hecho, si pensamos que están modificando el lado derecho de las ecuaciones de Einstein en vez del izquierdo, se puede comprobar que las teorías FDR son equivalentes a—sorpresa—. Los modelos de campo escalar de los que os hablábamos antes en esta categoría también se encuadran los modelos de branas. Suponen que nuestro universo de cuatro dimensiones (tres espaciales y una temporal) es una membrana inmersa en un espacio más grande con cinco o más dimensiones.

Todas las partículas y fuerzas del modelo estándar estarían confinadas en nuestra membrana, pero la gravedad, como es producto de la curvatura de la brana, actuarían en todas las dimensiones, lo que explicaría que sea mucho más débil que las otras fuerzas. En esas condiciones es posible formular la gravedad de tal manera que se produzca una expansión acelerada sin necesidad de energía oscura.

Más posibilidades: las teorías de gravedad masiva. Ellas suponen que la partícula encargada de transmitir la interacción gravitatoria, el gravitón, tiene masa. Al contrario de lo que ocurre en la teoría de Einstein, el alcance de la gravedad ya no sería infinito. A grandes distancias su tirón se debilitaría y eso es lo que estaría causando la aceleración del espacio, aunque la masa del gravitón tendría que ser muy pequeña para no entrar en conflicto con las observaciones de ondas gravitacionales.

Y también hay quien ha propuesto teorías donde la gravedad es no local, lo que en esencia significa que para saber su efecto en un determinado punto del espacio tiempo no basta con saber cómo actúa en los alrededores. Esto afecta a cómo se comporta la gravedad a distancias muy grandes, lo que una vez más podría generar una aceleración cósmica.

Por fin, una última opción, que consiste en pensar que no nos estamos enterando de nada, que estamos malinterpretando las observaciones y en realidad no hay ni energía oscura ni gravedad modificada, y puede que ni siquiera aceleración. Uno de estos modelos es el llamado the back reaction, o reacción inversa.

Toda la cosmología moderna se sostiene en una suposición que vivimos en un universo homogéneo e isótropo. Es decir, que es igual sin importar el punto donde te encuentres ni la dirección en la que mires. Evidentemente, esto no es cierto. En el cosmos hay planetas, estrellas, galaxias, agujeros negros. Cosas muy diferentes.

Pero es una buena aproximación. Siempre que nos fijemos en trozos suficientemente grandes del espacio, todos ellos se parecerán mucho entre sí. Esa suposición simplifica mucho las ecuaciones de Einstein y es la que permite predecir que el universo se expanda.

¿Pero qué pasaría si lo hiciéramos al revés? Si partiéramos de un universo inhomogéneo donde la densidad de materia variase en cada punto y calculásemos su evolución, y luego solo al final dijéramos: "Ok, si me fijo en un trozo lo suficientemente grande del universo, podemos olvidarnos de lo que pasa en cada punto." Así que tomo el valor medio.

Bien, pues en ese caso resulta que obtenemos términos extra que podrían explicar la expansión acelerada. De esta manera, la aceleración sería algo así como un efecto secundario de la formación de estructuras.

Otra posibilidad relacionada con la inhomogeneidad del universo es suponer que nos ha tocado vivir en una zona muy particular, en un vacío, una burbuja donde la densidad de materia es menor que en el resto del universo. Y al tener menos materia que frene la expansión, nuestra región estaría creciendo más rápido.

Al observar supernovas lejanas, mediríamos un ritmo de expansión menor simplemente porque esa parte del universo crece más lentamente, y lo interpretaríamos como una aceleración. Así, según esta idea, no tendríamos una velocidad de expansión que cambia con el tiempo, sino una que cambia con el espacio en función de la zona del universo en la que nos encontramos.

Eso sí, para explicar que el universo nos parezca tan isótropo, tendríamos que vivir muy cerquita de esa burbuja, lo cual también es una coincidencia problemática. Y las propuestas no acaban aquí. También tenemos, por ejemplo, la energía oscura holográfica, que realmente el fenómeno provenga de otra parte. Hablaremos de holografía muy prontito en el canal.

Y así, otras tropecientas propuestas. Seguramente haya tantos modelos de energía oscura como expertos en el tema o podcasts. Muchos de ellos acaban entrando en conflicto con las observaciones. Por ejemplo, un buen puñado de teorías de gravedad modificada acabaron en la basura cuando detectamos por primera vez las ondas gravitacionales y comprobamos que se propagan a la misma velocidad que la luz.

Pero en esos casos, lo que suelen hacer los teóricos es darle otra vuelta de tuerca, complicar un poco las cosas para conseguir que el modelo vuelva a ser viable. En cualquier caso, la idea más simple de todas: la constante cosmológica sigue en una posición privilegiada, y algo muy raro tendría que pasar para sacarla de ahí.

Pero puede que te estés preguntando por qué nos preocupamos tanto por esto de la energía oscura. ¿Qué más da lo que sea? ¿Acaso nos afectan en algo? Pues mira, resulta que el destino último del universo depende de la naturaleza de la energía oscura.

Si lo que tenemos es una constante cosmológica o un campo de quintaesencia, la expansión del universo continuará para siempre. Tendremos un Big Freeze. Llegará un momento en que todas las galaxias, salvo las más cercanas, se estarán alejando de nosotros a velocidades mayores que la de la luz. Eso quiere decir que su luz ya no podrá alcanzarnos. Habrán desaparecido para siempre. Estaremos absolutamente solos en medio del universo.

Ahora, si la densidad de energía oscura aumentara con el tiempo, como pasaría en el caso de los campos fantasmas, el final del universo sería todavía más dramático. La expansión del universo se aceleraría cada vez más. Iría desgarrando progresivamente todas las estructuras del universo, empezando por los cúmulos y las galaxias, hasta llegar a un momento en que quizás ni siquiera los núcleos de los átomos podrían permanecer unidos. Este escenario apocalíptico recibe el nombre de gran desgarro o Big Rip.

Por último, si la densidad de energía oscura disminuyera más rápido que la materia, tarde o temprano la materia volvería a tomar las riendas de la expansión. El universo seguiría expandiéndose eternamente, aunque cada vez más despacio. Salvo que la energía oscura se hiciera negativa, en cuyo caso pasaría a reforzar la atracción de la materia.

Entonces podría ser que la expansión se detuviera por completo y el universo comenzara a contraerse, repitiendo toda su historia en sentido contrario hasta terminar igual que empezó, concentrado en un estado ridículamente denso. Ocurriría una gran implosión o Big Crunch.

¿Y quién sabe? Quizá tras ese colapso podría surgir algo nuevo: la energía oscura. ¿Será la energía de vacío, una quinta esencia, una propiedad del mismísimo espacio? ¿O algo tan loco que todavía no nos hemos dado cuenta? Sea lo que sea, el destino del universo está en sus manos.

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